A veces los sentimientos vienen como un tsunami, y te sorprenden tanto que no te da tiempo a asimilarlos. Y es ahí cuando no sabes bien qué hacer con ellos o como gestionarlos, y se te van de las manos. Sobre todo, si necesitas tener la sartén por el mango, pero tienes la sensación de haber perdido totalmente el control de la situación.
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